miércoles, 20 de agosto de 2014

Bondad natural

No suelo renovar el blog de forma tan frecuente, pero hoy es una ocasión especial. Ya conté en entradas anteriores que había encontrado un apartamento en una zona muy tranquila, rodeado de patos por el día y grillos por las noches. Aparte de estos animalillos, tengo vecinos. Mejor dicho, vecinas. La vecina del piso de arriba se llama Elena, una mujer de 65 años que no sabe que este blog existe ni lo leerá nunca. Ni falta que le hace.

Al poco de verme llegar se acercó a saludarme y a presentarme. Antes, la encargada de las oficinas de alquiler de apartamentos, Dolly (una puertorriqueña encantadora)  me dijo que tenía encima una de sus vecinas favoritas. Elena vive sola aquí desde hace 15 años y habla, por alguna razón que no llegamos a entender, inglés conmigo y español con Jose (¿?). Hoy nos ha traído un microondas nuevo, un container recién comprado con sus correspondientes bolsas de basura y una tabla de planchar y una plancha. Cuando llegue el invierno me dijo que iba a bajar sí o sí mantas y juegos de sabanas que tiene en su paquete original, sin estrenar. A veces se emociona hablando de sus hijos, de los patos o de otros años en los que llegó gente nueva a los apartamentos (como un señor que llegó en el 2005 sin nada después del paso del huracán Katrina por Nueva Orleans).

Algunas veces en América no todo se mueve por el dólar. Pocas veces. Ésta es una de ellas. Gracias!!

2 comentarios:

  1. Elena es adorable!!!Amor en estado puro:) me encanta

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  2. Rub€n,q suerte tener una vecina tan amable.Eso es una loteria!!

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