jueves, 9 de abril de 2020

Decíamos ayer...

Fray Luis de León en el siglo XVI y Miguel de Unamuno en los años 30 del siglo XX pronunciaron estas palabras después de sendos procesos injustos contra ellos. No entraré en detalles sobre estos casos, pero me han inspirado a continuar escribiendo este blog varios años después. Además, mi padre me dijo hace poco que estas entradas le gustaban y estaban bien escritas. Supongo que tiene razón.

En estos años he visitado a cuatro presidentes esculpidos en roca. 

En la última entrada antes de mi desaparición (en realidad no he desaparecido, solo me he quedado sin tinta en el bolígrafo) acababa de dejar Chicago en una fría mañana de primavera de 2016. Ahora escribo estas líneas en una fría tarde de primavera de 2020. Han pasado algunas cosas (no demasiadas) en estos cuatro años: nuevos retos, nuevas aventuras, nuevas ciudades, nuevos paisajes, pero la misma nieve en los inviernos de Utah.

Echo de menos estas sonrisas y juegos bajo el sol.

La última vez que escribí por aquí trabajaba como maestro en una escuela primaria de Salt Lake City, la capital del apacible estado de Utah. Sigo trabajando como profesor, pero ahora de secundaria en un instituto en el mismo valle de Salt Lake. He cambiado a niños por adolescentes; he cambiado canciones sobre las estaciones del año por debates sobre el cambio climático. No es mejor ni peor, solamente diferente.

Como esta entrada es solo una nueva toma de contacto con el blog no me extenderé mucho más. En las siguientes entradas intentaré recordar viajes interesantes y experiencias enriquecedoras que me han pasado durante estos cuatro años para compartirlas con quienquiera que acabe leyendo estas líneas.

Sigo con los pies en Utah.


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