sábado, 22 de agosto de 2015

Estos días azules y este Sol de la infancia...

Este último poema de Machado, encontrado en un bolsillo de su gabán poco después de su muerte, describe perfectamente este mes de agosto en el lejano estado de Utah: temperaturas muy altas, rozando los 100º grados Fahrenheit, es decir, en torno a 40º grados Celsius. Para alguien poco amigo del calor y del Sol como yo, el aire acondicionado ayuda a sobrellevar esta ola que azota el Medio Oeste americano. En muchas tiendas, restaurantes o en mi propia escuela, hace incluso frío y al salir a la calle, te das cuenta del calor real.

El nuevo curso acaba de empezar, con el primer día oficial el pasado miércoles y muchos actos de inauguración a su alrededor: la ceremonia del alzamiento de la bandera, la Back to school night o noche de vuelta a la escuela la semana que viene, con el objetivo de conocer a los padres de los alumnos y que ellos puedan conocernos y ver la clase de su hijo/a, picnics de todo el personal del colegio para fortalecer el espíritu de equipo y demás actos. La verdad es que ayudan a fortalecer el sentimiento de comunidad y unidad entre padres, familia y colegio. ¿O será que me estoy volviendo demasiado pro americano? Es posible.

Hasta que los niños han empezado las clases he estado realmente atareado con la decoración de la clase, tarea a la que los profesores americanos dedican mucho tiempo y esfuerzo. Muchos de ellos empiezan a finales de julio a hacer murales, pegar carteles, colocar bordes, organizar material. El año pasado fue todo tan precipitado en mi llegada a Estados Unidos que no pude desarrollar "toda mi creatividad". Este año ya he podido decorar y preparar la clase a mi gusto. Y tiempo me ha llevado. Al llegar el primer día me encontré con una clase- almacén, con sillas apiladas y paredes vacías y, poco a poco y con mucho trabajo de decoración y manualidades, la he convertido en un espacio agradable, apto para una clase de 3er Grado. A ver que os parece.

 Una foto de mi clase- almacén a principios de agosto.
 La misma clase una semana después (horas mediante).
 Bordes, letras de colores y búhos: mi clase.
 El toro- piñata de colores vigila la clase.
 El mural del pasillo en modo caribeño.
 Para un torpe en manualidades como yo, no está mal, ¿eh?
 Las reglas bien claras, con sus consecuencias.
La zona de planetas y farolillos de colores.

Estos primeros días de clase se basan en la exposición de las reglas de la clase y las consecuencias de no cumplirlas, muy explicadas durante varias veces al día y se fijan los procedimientos de todo: la fila del pasillo, el cambio de asignatura, el reparto de material. Todo tiene que está organizado siguiendo unos procedimientos que los niños y niñas van interiorizando, sin sitio para la improvisación. Los estudiantes americanos están acostumbrados desde Kindergarten (educación infantil) a una rutina y al establecimiento de reglas muy claras. La verdad es que funciona si eres consistente y todos los días repites los mismos procedimientos y sus consecuencias. Por suerte, este año me han tocado niños y niñas muy educados y con mucha ilusión por aprender español, más tranquilos que los del curso pasado. Aunque estos primeros días no son definitivos (los americanos llaman a estos primeros días de escuela, honeymoon, es decir, luna de miel), las dos clases, de más de 30 alumnos por clase, tienen muy buena pinta. 

Este año mi escuela tiene una nueva principal o directora y una profesora nueva de español: una chica de Zaragoza que ha venido con su marido y su dos hijos, uno de los cuales tengo yo en mi clase de español de 3er Grado. Estos días he revivido mis primeros pasos en Utah hace exactamente un año y les he echado una mano para instalarse en la ciudad de Salt Lake: hacerse con una línea de móvil, buscar un coche, organizar la casa con algunos muebles. Es una familia muy agradable, con dos niños muy majetes.

 El marido de la profesora perdido en una yard sale o rastrillo doméstico. Objetivo: montar una casa gastando lo menos posible.
El pequeño Leo va asimilando la cultura americana a través de sus múltiples banderas.

Para finalizar esta entrada voy a añadir tres curiosidades sobre Estados Unidos que han llamado mi atención, costumbre que empecé el curso pasado:
7. La facilidad para darte de baja en servicios: prácticamente no existen contratos de permanencia con ninguna compañía y puedes dar de baja todo a través de Internet (gas, electricidad, seguro de coche) o simplemente dejando de pagar (muchas compañías de móvil). Un acierto para la agilización del día a día.
8. Los drive- thru conduce a través: las farmacias, los cajeros automáticos, las hamburgueserías, las panaderías, todo puede cogerse con el coche de por medio, sin bajarse del asiento del piloto. Una mezcla de comodidad y vagueza americana realmente práctica.
9. Las cartas en los buzones: la función del cartero es repartir las cartas a tu nombre (habitualmente facturas) pero, si le dejas en tu buzón las cartas que quieres enviar, el cartero te las recoge, las sella y las manda. Me pareció curioso. 

Para terminar, uno de los regalitos de los primeros días de uno de los niños: un kit de supervivencia realmente útil.

Una serie de artículos bien pensados.

Muchas gracias a todos por leerme, especialmente a la tropa de Lugo, que estos días se ha reunido y sé que les gusta leerme.

jueves, 6 de agosto de 2015

Con los pies en Utah... de nuevo

Hace cuatro días un avión procedente de Philadelphia, anteriormente de Madrid, anteriormente de Oporto, aterrizó, a eso de las diez de la noche, en un pequeño aeropuerto perdido entre las montañas del Medio Oeste americano. En ese avión, con las piernas rígidas y la batería del iPad agotada estaba un maestro de Vigo que se disponía a empezar el segundo capítulo de su aventura americana.

Salt Lake City me recibió con mucho calor y con una mala noticia: mi maleta se extravió en una de mis múltiples escalas. Reclamación, set de primeros auxilios higiénicos y a esperar que alguien me diera noticias. Ayer por la mañana (a eso de las 5 de la mañana) la recuperé.

Después de un verano de conciertos, campamentos, cenas, karaokes, amigos, familia, Geronimo (temazo!), Lugo y Mad Men, el domingo 2 de agosto llegó, el momento de emprender mi tercer viaje con dirección a Utah. Antes de nada, daros las gracias a todos por seguirme, leerme y contarme que os gusta lo que escribo y las fotos que comparto. Hace años, en una conferencia, un escritor decía que un libro que nadie lee es un libro que no existe. Esto funciona igual. Gracias.

El lunes, a primera hora, cursos de formación sobre el programa de Dual Immersion, y por la tarde, mudanza a mi nuevo hogar en este segundo año. Abandono los patos y mi urbanización para moverme un poco hacia el este, a una mítica casa americana de planta baja y cocina grande, un poquito más cerca de la escuela.

 Se parece a la casa de Luke o a la de Peyton.
Una urbanización tranquila, donde pasan menos coches que por la pista de Manzoi.
Para un experto cocinero como yo, esta cocina típica americana, imprescindible.

La mudanza ya está terminada y aquí pasaré este nuevo curso que empieza en apenas una semana. Muchas ganas de volver a dar clase, de reírme con las ocurrencias de los niños americanos, aplicar todas las nuevas técnicas educativas aprendidas y muchas ganas de volver a viajar por este inmenso país que todavía guarda muchos secretos y sorpresas. Para empezar, en el fin de semana del Labour Day, que el año pasado nos pilló a Jose y a mí por Las Vegas, nos vamos al norte, a conocer una de las ciudades más interesantes de la costa norte del Pacífico, la ciudad donde están ambientadas series como Anatomía de Grey o Frasier. En próximas entradas desvelaré su nombre. 

Jose viene a verme el 3 de septiembre y ya tenemos el mes repletos de viajes y eventos, entre ellos la visita obligada a la Comic Con, con nuevos famosos y anécdotas. Antes de eso, tengo trabajo por delante, principalmente convertir mi vacía y solitaria clase actual en un sitio acogedor y motivador para mis alumnos de español. Ya he empezado y me queda mucho trabajo por delante hasta lograrlo. 

Como en las dietas de adelgazamiento, pongo una foto del antes. La foto del después en menos de una semana. 

Poco más que añadir a esta entrada, ya que estoy recién aterrizado y aún no han comenzado las verdaderas aventuras. ¡Muchas gracias a todos por leerme y espero que me sigáis en este segundo capítulo por tierras americanas!