jueves, 30 de octubre de 2014

It´s always sunny in California!

Como lo prometido es deuda, esta entrada del blog va dedicada a la ciudad de San Francisco, ciudad que Jose y yo hemos visitado en el pasado fall recess, es decir, en las vacaciones de otoño (un buen invento del sistema educativo americano: las vacaciones de otoño y las de primavera).

La ciudad de san Francisco es una de las más pobladas del estado de California, ocupando la parte norte del mismo, con una impresionante bahía y un famoso puente, el Golden Gate Bridge, cruzando el océano Pacífico. El área de San Francisco acoge a casi ocho millones de personas, lo que la convierte en la decimotercera ciudad más poblada de Estados Unidos. Personalmente, era uno de mis cinco destinos en mente cuando comenzó esta aventura americana (los otro cuatro los iré desvelando...poco a poco). El jueves, a primera hora de la mañana embarcamos en un vuelo de Alaska Airlines y en menos de dos horas estábamos pisando suelo californiano. Además, al viajar hacia el oeste, ganamos una hora, por lo que el viaje se hizo muy corto. Ya en el avión, la azafata nos despidió con un sonoro Go Giants!, el equipo de béisbol de San Francisco que, en ese momento, se estaba jugando las series finales nacionales (pocos días después, resultó ganador, estableciendo el record de haber ganado 3 de las últimas 5 series). El tiempo fue realmente agradable, incluso caluroso para esta altura del otoño. Varias personas nos alertaron del frío y la persistente niebla de la bahía de San Francisco, pero un sol espléndido nos acompañó todo el viaje.

Después del registro en el hotel, comenzamos nuestro recorrido: las vistas de la ciudad desde la empinada Coit Tower, rodeados de escaleras de madera, loros y murales mexicanos (no olvidemos la fuerte influencia española y latina; de hecho, San Francisco debe su nombre a San Francisco de Asís y a su Misión del siglo XVIII). Al descender, en el norte de Chinatown, nos encontramos en pleno barrio beat, es decir, en el que (mal) vivieron varios escritores de esta generación de mediados de los años cincuenta: Jack Kerouac y su inolvidable On the road (En el Camino), Allan Ginsberg y su desgarrador Aullido o William S. Burroughs, con gran influencia en la cultura y la música posterior: Bob Dylan, Jim Morrison, Janis Joplin. Las drogas, la lucha por los derechos de la mujer y de la población negra o el alcoholismo hasta sus últimas consecuencias fueron la seña de identidad de estos escritores. Un libro en inglés de En el camino (escrito en tres semanas, en un sólo rollo de papel sin puntos ni márgenes ni párrafos) y un DVD de una adaptación de Aullido ya descansan en mi apartamento de Salt Lake. Kerouac es uno de mis escritores favoritos y tenía mucho interés en conocer esta parte de San Francisco.
 Jose y los maravillosos murales en el Jack Kerouac Alley, donde cayó cuando lo echaron a patadas, totalmente borracho, del Vesuvio.
 Coche original (lleno de polvo de las carreteras americanas), de la adaptación de En el camino.
"El aire era suave, las estrellas hermosas, la grandiosa promesa de cada callejón empedrado".
Poco después de tanta literatura, nos dirigimos a la zona de los muelles, a Fisherman Wharf, una zona de restaurantes muy animada y con mucha vida, al lado de la bahía. Desde ahí, subiríamos, a la mañana siguiente al ferry que nos llevaría a conocer la archifamosa prisión de Alcatraz. Poco antes, caminamos una de las calles más empinadas de la ciudad, Lombard Street, construida por vecinos hartos ver coches estampados en sus puertas.
 Santo y seña de la bahía de San Francisco.
 Atardecer en el Pacífico.
 Los leones marinos dormitan en el Pier 39, ajenos a barcos y a turistas

Muy temprano, al día siguiente, nos dirigimos a la isla de Alcatraz, prisión federal abandonada en 1963 por los altos costes de su mantenimiento. El viaje en barco es corto, pero las vistas son impresionantes. La cárcel es sobrecogedora y un audio gratuito a la entrada te ayuda a hacerte una idea de la crudeza de la vida allí, con un sinfín de detalles sobre los presos, los funcionarios de prisiones, sus familias, los intentos de fuga, la presencia de Al Capone durante cuatro años. Aun ahora, tantos años después, su silencio y sus derruidos muros impactan a cada paso.
 Vista de la isla de Alcatraz desde el ferry.
Actual entrada a la cárcel. 
 Una de las celdas donde se alojó Al Capone.
El interior de una de las mejores celdas de la prisión (!).
Esa misma tarde, paseamos por el bullicioso puerto de San Francisco y visitamos algún acuario y un centro de Ciencias realmente curioso, donde podías experimentar con un montón de artilugios y juegos.
 Medusas de color violeta y un segundo después...
...¡medusas de color azul!

Caminando por la ciudad, llegamos al barrio de Misión Dolores, donde se fundó la ciudad, a la reivindicativa Castro Street, desde donde Harvey Milk luchó por los derechos de los homosexuales (siendo posteriormente asesinado por ello) y al colorido Japantown, lleno de geishas y comics manga que hicieron las delicias de Jose.

El último día lo reservamos para conocer el puente Golden Gate, una mole de 35 millones de dólares construida en sólo cuatro años y con un tráfico de 100.000 vehículos diarios a través de sus seis carriles. Como macabra curiosidad, desde su apertura, unas 1.600 se habrían suicidado desde este puente, por lo que este verano decidieron alargar la red de acero que lo cubre. Recorrimos sus dos kilómetros en una tarde soleada californiana.
 Si no fuera por el color, ¡el puente de Rande!
 En este punto se puso la primera piedra del puente.
 El Sol bajo nuestras cabezas y el puente a nuestras espaldas.
Después de recorrer un poco más la ciudad y cenar en alguno de sus excelentes restaurantes, volvimos al aeropuerto y a la tranquila Salt Lake, donde, el lunes esperaba el colegio, los niños, los cursos de formación, los padres y los patos del lago del apartamento. Cuatro días bien aprovechados.
Esta semana, he tenido un par de días divertidos en el cole: el lunes, el crazy hair day o día del pelo loco, con niños con pelos de punta, teñidos o pelucas; el martes, el pajama day, es decir, todos en pijama y batas al colegio; el miércoles por la tarde, Mcteacher night, con los profes trabajando, de 17 a 20, en el McDonald´s de al lado del colegio para vender galletas y un 20% de la recaudación en ese periodo de tiempo. Una experiencia divertida, con los niños viniendo a cenar para vernos con los mandiles y los gorros de la cadena. Y hoy, jueves 30 de octubre, el gran evento que llevaban (llevábamos) esperando todo el mes de Octubre: Halloween. Hablaré de la fiesta en el cole y de su celebración en la ciudad en la siguiente entrada. Sólo un anticipo...
Ese desastre que se ve por detrás es mi preciosa clase de 3er grado y el espantapájaros de El Mago de Oz soy yo.

Muchas gracias a todos por pasaros y comentar. ¡Hoy me ha quedado una entrada que parece una guía para el viajero!
Ps. No he puesto ni una vez la palabra chulo.


lunes, 20 de octubre de 2014

Campings, caravanas y animadoras saltarinas

Antes de nada, disculpas por haber tardado tanto en actualizar el blog; sé que tengo una serie de asiduos lectores y debo renovar, al menos, una vez por semana. Intentaré que así sea.

Escribo esta entrada desde el Aeropuerto Internacional de San Francisco (California), ciudad en la que he pasado los últimos cuatro días. El jueves por la mañana, Jose y yo abandonamos la brumosa Salt Lake para disfrutar de las vacaciones de otoño o fall recess. Los colegios e institutos del estado de Utah descansamos por estos cuatro días y, la verdad, es que vienen muy bien para pequeños viajes o escapadas. Yo los llamo VSF (Viaje sin facturar o viaje de mochila). Jose ha venido de visita y el destino ha sido San Francisco, una gran ciudad en la costa norte del soleado estado de California. De ella hablaré en la próxima entrada de este blog. Un pequeño anticipo en forma de fotos:

La gran foto de San Francisco: el majestuoso Golden Gate.
Antes de la escapada, la vida ha continuado igual en la tranquila Salt Lake: clases y largos horarios de lunes a viernes y conocer nuevos parques y ciudades los fines de semana. La semana pasada los niños y la niñas de mi clase han realizado los primeros exámenes estatales del año en Matemáticas (asignatura que yo imparto en español) y en Inglés (impartida por Dean). Los exámenes, conocidos como SAGE, son muy importantes y se realizan a partir de 3er Grado. Los resultados han sido positivos, pero queda mucho por recorrer hasta finales de mayo. La vida en el colegio ha cambiado poco: muchos claustros y muchas reuniones. Este año soy el técnico de Prevención del Consumo de Drogas y de Violencia de la escuela (el título es en inglés, pero así nos entendemos mejor) y la semana pasado tuve que exponer, delante de todos los profesores y personal, mi plan de actuación y, la verdad, ha quedado bastante bien. Así que, ¡prueba superada!

Hace un par de sábados, María y yo fuimos de excursión a Park City, una pequeña ciudad en la Montañas Wasatch donde las dos últimas semanas de enero se celebra el Festival Internacional de Sundance, un festival de cine independiente, organizado por Robert Redford, donde se estrenan películas de bajo presupuesto y, muchas veces, de gran calidad. El resto del año, es una ciudad pequeña, que vive del turismo de la nieve (estilo Aspen, en Colorado), con las mejores estaciones de esquí del país, y del outlets (tiendas de firmas caras a precios bajos).
Los tranvías cruzan la pequeña y soleada Park City.

Park City recuerda a Andorra: nieve en invierno y tiendas de ropa y perfumes.

Teleféricos para subir a las pistas de esquí.

El siguiente fin de semana María, Marta y sus hijos y yo planeamos una escapada al sureste del estado de Utah. Hemos pedido prestadas tiendas de campaña, sacos y colchones hinchables, hemos llenado los depósitos de los coches, hemos comprado carne para hacer barbacoa, hemos reservado una parcelita en un camping y ¡a la aventura!

El sábado fuimos al Parque Nacional de Canyonlands y el domingo hemos repetido el Parque Nacional de Arches, al que ya había ido con Jose en agosto. Lo más divertido fue el camping y la liturgia de montar y desmontar la tienda, preparar el fuego y tumbarse bajo el despejado cielo de Utah y ver las estrellas. Para poder usar una parcela del camping que escogimos (de lo poco que quedaba libre, ya que a las familias americanas de este estado les encanta la naturaleza y el aire libre y los campings de los Parques Nacionales se llenan ¡antes del verano!) reservamos dos parcelas con dos aparcamientos y una zona de barbacoa. 

María y yo llegamos al camping el viernes pasadas las once de la noche y vimos que teníamos una explanada para nosotros y otra para Marta y los niños, así que al día siguiente cancelamos una parcela sin coste alguno (algo positivo de Utah: cancelas el mismo día o el anterior y no te suelen cobrar nada). A esas horas empezamos a montar la tienda y no se nos dio nada mal: a la media hora estábamos en nuestros sacos de -10º durmiendo plácidamente. Al día siguiente, los niños llegaron para revolucionar la tranquila vida del camping: colchones, sillas, almohadas, tiendas, galletas, neveras... parecía que invadíamos el camping.

¡Parecía que íbamos para dos meses y no para un fin de semana!

 Aquí quiero explicar algo que me llamó mucho la atención: mucha gente vive en caravanas en estos sitios, con sus mesas al aire libre, el contacto con la naturaleza, sus macetas con flores y sus baños compartidos. Me recordó a una serie de televisión llamada Me llamo Earl (¡grande!) donde sus protagonistas vivían de esta forma. América es un mundo de contrastes. 

El precio de las parcelas es muy bueno, 40 dólares por una parcela (enorme) todo el fin de semana. El Parque de Canyonlands está muy chulo, con muchas formaciones curiosas hechas por los ríos de la zona, el Colorado y el Verde; más de 1.300 km2 en cuatro distritos, uno de ellos, llamado el Laberinto, inaccesible. Como curiosidad, uno de sus arcos fue un fondo predeterminado de Windows XP (¡a ver si os suena, que me leéis muchas expertas en  informática!).
En la foto de Windows no salgo yo.

 Foto superdivertida de Marta y los niños.

Estoy señalando una serpiente muy venenosa que campaba a sus anchas por el Parque.
  
Después de un día de largas caminatas y mucho calor, extraño para esta época del año, una cena de hot dogs y carne a la parrilla, alrededor de una hoguera (¡por fin me fueron útiles los inviernos encendiendo la chimenea de Manzoi pelados de frío!) fue el punto final perfecto.
Luz de hoguera y estrellas: excelente combinación.

¡Tantos anos cargando cepos e vendo á miña nai encender o lume co pixama e periódicos valéronme para a fogata que montamos!

Al día siguiente, temprano, desayuno de tortitas con caramelo, fruta y sirope de arce, y a revisitar el Parque Nacional de Arches. Cuando fui en agosto con Jose, el símbolo del estado de Utah, el Delicate Arch estaba cerrado por inundación, así que esta vez pude visitarlo y hacer muchas fotos. Es realmente grandioso pensar en los procesos de erosión de la naturaleza y en los millones de años que han pasado para ver esta obra de arte.

 Ese punto insignificante en medio de la naturaleza salvaje de Utah soy yo.
Dentro de otro arco con el Delicate Arch de fondo.
A media tarde, nos separamos: María y yo al noroeste, a Salt Lake y Marta y los niños al suroeste, a Cedar City, tras un fin de semana de desconexión y naturaleza.

Una anécdota: al volver hacia Salt Lake, un coche de un Ranger de policía se colocó detrás de mi Cañonero y puso la alarma y las luces hasta llegar a mi altura y mandarme parar en el arcén. Bastante nervioso, puse las manos en el volante de forma que se vieran perfectamente y bajé la ventanilla del copiloto. Con una educación extraordinaria, el oficial me dijo que a mi placa de matrícula le faltaban unas pegatinas, que las debía tener en la guantera, me ayudó a buscarlas y a ponerlas y nos despidió con un sonoro be safe, es decir, conduzca seguro. Una primera, y espero que última, buena experiencia con los Rangers americanos.

La siguiente entrada será del gran viaje a San Francisco que en pocas horas llegará a su fin: una gran escapada a una gran ciudad y en una gran compañía.

Muchas gracias a todos por leer y comentar! Be safe!

Ps. El miércoles 5 de Noviembre a las 19.00, cumplo uno de mis sueños americanos: ver un partido de la NBA: Utah Jazz vs Cleveland Cavaliers! ¡Lebron James en el Energy Solutions Arena!

Ps. II. Como gran aficionado al deporte, el miércoles pasado fui a ver un partido de High School de fútbol americano y el ambiente era genial: dos equipos de instituto, perritos calientes, animadoras- cheerleaders, camisetas y banderas gigantes y hasta una banda de instituto (recomendado para fans de Friday Night Lights).
 Un ejército de animadoras saltarinas.
Los mineros de Bingham contra los grizzlies de Copper Hills. 
Mi mural de pasillo: a los niños americanos les encantó la historia de la Santa Compaña.

viernes, 3 de octubre de 2014

As God is my witness, I´ll never be hungry again!

Un rojo amanecer de fondo y una figura levantando la mano al rojo cielo de Tara...

¡Lo habéis adivinado! Es una de las frases más conocidas de la historia del cine: Escarlata O´Hara, arruinada después de la derrota del Sur en la Guerra de Secesión, agarrando una zanahoria de su maltrecha Tara y jurando que nunca más volverá a pasar hambre.

 ¿Os preguntareis que tiene que ver esta frase con el hecho de que yo esté en Utah dando clase? Muchos de vosotros sabéis que el cine es una de mis pasiones y esta semana, aprovechando el 75 aniversario de la película, se reestrenó en varios cines de Estados Unidos una versión de "Lo que el viento se llevó" inédita, con minutos extra y escenas nuevas. Y ahí estaba yo: un miércoles ventoso del mes de octubre, a las siete de la tarde, en un cine de Salt Lake City, con mi bol de palomitas (rellenable, es decir, se te acaba y más palomitas!). Una experiencia muy chula, poder ver una película tan emblemática en pantalla gigante en un cine americano.

Cartel promocional del reestreno

El fin de semana pasado, María y yo nos acercamos al sur de estado de Utah, en concreto a Cedar City, a unas tres horas de Salt Lake, un pueblecito donde da clase otra maestra española, que nos acogió en su casa. Marta vino a trabajar a Utah con sus dos hijos adolescentes, que están muy integrados en la vida americana (uno juega fútbol americano y está en la banda de jazz del High School y el otro juega al golf). Pasamos un fin de semana de desconexión total después de una larga semana de clases, cursos, padres y papeles. Cedar City está a unas 30 millas de Saint George, la segunda ciudad más grande del Estado, después de la capital. Es un pueblo parecido a Moab: una calle principal con tiendas y restaurantes y calles alrededor de urbanizaciones, apartamentos y verde, mucho verde, por el medio. Cedar City es una ciudad conocida en todo Estados Unidos porque cada verano (de mayo a octubre) acoge la representación de un gran número de las obras de teatro de Shakespeare y una parte del pueblo está repleta de construcciones típicas de la Inglaterra de Shakespeare: las casas bajas de madera, los altos relojes y una reproducción del teatro de Londres donde se representaban sus obras: The Globe (visita recomendada si vas a Londres, a orillas del Támesis). Cuando estábamos viendo La tempestad en este teatro, fiel réplica del original, pensaba acerca de lo sorprendente que es Estados Unidos: un pueblo sin aparente interés, escondido al sur de Utah, rodeado de desiertos y moteles baratos, acoge uno de los mayores festivales de teatro de Shakespeare del mundo, con conferencias de grandes especialistas en su teatro y obras de alta calidad.

 Shakesperare es el epicentro en la vida de la tranquila Cedar City
 Gente de todo Estados Unidos viaja en el mes de agosto a ver las obras del autor de Romero y Julieta.
 Esta estatua de Shakespeare en un banco me recordó al Valle-. Inclán de Alameda de Santiago de Compostela. ¡Dos grandes!
 Magnífica reproducción de The Globe, donde Shakesperare estrenó muchas de sus obras.
 Ensayos antes de la función de la tarde- noche.
 Precioso reloj en medio de la zona victoriana.
El amor y la muerte, protagonistas en el teatro de Shakespeare.

Todo esto me llevo a una reflexión: Estados Unidos puede parecer un país frívolo, con gente que cree que España está en México o no saben quién es (era) el rey Juan Carlos, pero si escarbas un poco en la superficie tiene un trasfondo cultural muy interesante y sorprendente: grandes ideas en educación, literatura o cine, no muy conocidas y tapadas por noticias más curiosas y con más prensa. También he conocido a gente que pensaba que España y Argentina eran el mismo país. Un país muy heterogéneo. También influye que yo me estoy moviendo en un ambiente educativo, por lo que conozco gente con muchas ideas chulas y nuevas técnicas asombrosas.

En los alrededores de Cedar City hay dos parques nacionales realmente interesantes: Zion Park y Bryce Canyon. En Estados Unidos hay dos tipos de Parques: Nacionales y Estatales. Los primeros suelen ser los más espectaculares (Yellowstone, Yosemite, el Gran Cañón, las Everglades), mientras que los segundos son más pequeños, aunque muy bonitos. Hay una tarjeta para parques Nacionales que te permite entrar en ellos las veces que quieras en el periodo de un año. Para entrar no se paga por persona, se paga por coche, por lo que cuantos más vayan dentro, más barato sale. La tarjeta cuesta 80 dólares al año y Marta ya la tiene, así que nos hemos aprovechado un poquito (más) de su maravillosa hospitalidad burgalesa.

Ambos parques son ESPECTACULARES: muchas rutas de senderismo y la sensación de estar en contacto con la naturaleza más salvaje, rodeado de ciervos, ardillas, águilas y algún ruido lejano de oso (esto nos lo dijo un ranger que estaba vigilando). Utah es un estado bastante desconocido para el mundo en general, pero para los amantes de la naturaleza y los deportes al aire libre es un referente mundial.

 Vista desde un punto elevado de las formaciones de las rocas en Bryce Canyon. A mí me recordaron a las Chimeneas de las Hadas de la Capadocia turca.
 Cuervos enormes sobrevuelan los parques.
 Millas y millas de naturaleza sin cruzarte con nadie.
 Arcos en las piedras: formaciones realmente impresionantes.
 Muchos de estos paisajes se usaron como platós para películas del Oeste. De hecho, John Ford era un enamorado de Utah y vivió varios años por aquí.
Rutas por medio de huecos imposibles. Aquí se rodó la angustiosa película "127 horas", que narra las aventuras de un escalador cuyo brazo queda atrapado entre dos rocas.
 El clima perfecto para visitar parques: nublado, sin Sol y sin lluvia.
 Los niños de Marta y yo de rutas salvajes.
 Esta foto la saqué porque parecen un grupo de gigantes inmóviles.
 Paredes de roca erosionadas por la nieve y la lluvia durante miles de años.
 La inmensidad del auténtico Oeste americano.
 
A la salida de Zion Park encontramos un museo al aire libre de edificios e instituciones típicas del antiguo Oeste, cuando los aventureros cargaban toda su vida y su familia en una carreta e iban a la búsqueda de oro por estas llanuras. Aquí nos hicimos unas divertidas fotos:
 
 Justo en ese momento cayó una tromba de agua y al rato salió el Sol: es muy inestable el tiempo en el sur de Utah.
 No le faltaba detalle: la carreta, el banco, la cárcel, el Saloon, el abrevadero, la pensión,...
 Después de beber whisky XXX y con las pistolas desenfundadas.
Al final del día dí con mis huesos en la cárcel.
 
La fiebre por Halloween continúa inundando supermercados y casas y yo he tenido mi primer regalo de la mejor noche del año (para muchos americanos): ¡una niña me ha hecho una casa del terror realmente genial!
 
 Cualquier disfraz de Halloween o adorno imaginable lo encuentras sin problema.
 Halloween coincide con el Harvest time o tiempo de la cosecha, muy popular en Utah, ya que la vida en el campo ocupa un lugar importante en la economía del Estado.
Mi regalito de Halloween, con su fantasma en el árbol, sus gatos negros y su calabaza. Precioso.
 
Una entrada de blog con muchas fotos como me piden en correos muchos de mis alumnos de los cursos de informática e inglés. Muchos saludos para ellos que empezaron cursos esta semana (intento  llevar los correos al día, pero se me juntan con los del cole y me encuentro ¡con casi 50 al día!).
 
Muchas gracias a todos por pasaros y espero que os resulte interesante lo que escribo. A mí me encanta compartir un poquito de mis experiencias en suelo americano.

Ps. Esta semana me ha llegado un paquete a la escuela con un montón de libros en español. Desde que empezaron las clases, allá por agosto, he estado mandando todos los lunes un correo al Distrito pidiendo libros para crear un biblioteca en español. Ésta ha sido la respuesta.

Los niños podrán llevar sus libros en español para leer por las noches.
 
A partir de ahora, imitando al personaje de Tim Robbins en Cadena Perpetua, mandaré dos mails por semana para poder ampliar la biblioteca y crear un buen centro de recursos en español.