Así lucían los puentes de la Avenida Michigan en una fría navidad de 2017.
Éste era mi atuendo habitual: tapado hasta las orejas y gorra de los Chicago Bulls.
El skyline de Chicago lucía espectacular entre el sol y la nieve.
La famosa bean o judía del parque del Milenio es perfecta para juegos de cámara.
Edificios de Chicago al lado del lago Michigan.
Con todo, cada mañana nos preparábamos para intentar explorar la ciudad con buen humor y muchas capas de ropa (ésta ha sido la primera vez que llevaba puestos dos pantalones). A los pocos días de llegar se unieron unos amigos que viven en Utah: una familia maravillosa y encantadora, originaria de Burgos, que nos acompañaron en estos helados días de invierno.
Foto de grupo con gorros de Papa Noel (la nieve que se ve es algodón).
Cansados y congelados delante del Instituto de Arte de Chicago.
Mirando el río y pensando si la capa de hielo aguantaría nuestro peso.
Bufandas y gorros eran indispensables en estas resbaladizas calles de Chicago.
No faltó un buen partido de NBA de los Chicago Bulls.
No somos espantapájaros; hay vida debajo de tanta ropa.
Sergio es un acróbata entre el frío.
En una semana aprovechamos el tiempo para visitar los edificios más emblemáticos de Chicago, caminar por sus anchas avenidas, subir a sus magníficas torres y comer su deliciosa pizza. Todo esto con máximas (sí, has leído bien, máximas) de -5 grados y mínimas de hasta -27 en la noche de Fin de Año. Dedicamos una mañana entera a visitar el Instituto de Arte de Chicago, uno de mis favoritos del mundo, lleno de cuadros de Monet, Picasso, Seurat o Hopper.
Fotos artísticas en las torres de Chicago.
Uno de los pósters más representativos de los últimos años de Estados Unidos.
El arte contemporánea no es para todos.
Este cuadro de Hooper es de mis favoritos del mundo mundial.
El callejón de Batman estaba vació del frío que hacía.
El Lago Michigan completamente congelado a nuestras espaldas (esta fotografía le encanta a mi padre).
Para hacer esta foto hay que empujar a la gente fuera de la zona acristalada.
En medio de este frío pasamos Antía y yo la noche de fin de Año: cena en un restaurante asiático y una buena siesta hasta que empezaron los fuegos artificiales en el Lago Michigan a medianoche. Hacía tanto frío que bajamos del hotel corriendo, vimos los fuegos, hicimos alguna foto y volvimos corriendo al hotel.
Un par de días antes de fin de Año fuimos al teatro a ver "Un cuento de Navidad" de Dickens.
Cara de sueño y fuegos artificiales.
Welcome 2018 en el verano de 2020.
Brunch de Año Nuevo para empezar bien el 2018.
En resumen, unas Navidades bajo cero en una ciudad maravillosa de Estados Unidos, llena de cultura, de arte, de lagos congelados y de cafeterías donde entrar en calor. Muy recomendable su visita si te gustan los inviernos intensos y los veranos cálidos a orillas del lago.
¡Gracias a todos y todas por pasaros por aquí y leer estas últimas entradas! ¡Y muchas felicidades a una de mis lectores más fieles, Susanita! ¡Feliz cumpleaños!