La capital del estado de Colorado es una ciudad bulliciosa, animada, con gente variopinta y con la curiosidad de ser totalmente legal la venta de marihuana en cualquier establecimiento. La calle principal es la calle 16, con muchos hoteles de lujo, totalmente peatonal y coronada por el Capitolio al final. Con una temperatura de 18 grados es muy agradable pasearla y recorrer plazas coquetas como Larimer Square y observar sus modernos edificios. Justo este fin de semana, Hillary Clinton y Bernie Sanders estaban en la ciudad, en una cena del Partido Demócrata de Colorado para conseguir apoyos para salir elegidos en las primarias del partido que se están celebrando estos meses en diferentes estados (Iowa, New Hampshire). No llegamos a verlos, pero estuvimos curioseando por el hotel en el que ofrecían una cena al módico precio de 250$ el plato más barato.
Después de recorrer su centro, llegar al Capitolio y ascender al escalón número 13, que marca una milla exacta sobre el nivel del mar (1 milla= 1´6 metros), visitamos el estadio de los Broncos y curioseamos por sus alrededores, ya que las visitas al estadio estaban todas reservadas y nos quedamos con las ganas de bajar a los vestuarios y a la pista.
La torre del reloj de Denver, con un cabaret en su planta baja.
Las banderas de Denver y Colorado coronan su Capitolio.
Una manada de caballos broncos corre hacia el estadio, arrasando a su paso.
Después de esta impresionante visita al estadio, nos dirigimos a un pueblo de las afueras de Denver para conocer la vida en los pueblos mineros del siglo XIX, colonizados por buscavidas, aventureros y personas detrás del sueño de la fiebre del oro. El nombre del pueblo es muy representativo, Golden, y es un encantador pueblo, con una calle principal y mucha vida urbana (tipo Everwood, Colorado). Muy cerca hay reservas de búfalos, el anfiteatro natural, en roca, más grande del mundo, Red Rocks, donde tocaron Bruce Springsteen o los Beatles y la tumba de un buen hombre, Buffalo Bill, cazador de bisontes, defensor de los indios y las mujeres y soldado americano. El día acabó con una hamburguesa de carne de búfalo en un local del pueblo. La verdad es que la carne tiene un sabor rico, más fuerte que la carne de ternera y muy jugosa.
En el anfiteatro de Red Rocks, a unos 20 kilómetros de Denver, encajado entre afiladas rocas, entran 10.000 personas.
El Sol nos acompañó todo el viaje y ayuda a apreciar la inmensidad del recinto.
Buffalo Bill descansa mirando hacia las Rocosas, visitado por vaqueros e indios.
Los pueblos del Oeste americano tienen una calle principal muy concurrida, con negocios variopintos y un encanto especial.
Después de un día muy completo, el domingo estaba reservado para la visita al Parque de las Montañas Rocosas, pero la nieve y las bajas temperaturas frustraron un poco nuestro plan, ya que empezó a nevar con fuerza y cerraron la mayoría de las carreteras del parque. La nieve y las altas montañas de Colorado no son para tomárselas a broma, ya que se forman fuertes tormentas de nieve y las carreteras se colapsan. Ante este pequeño inconveniente, decidimos acercarnos a una ciudad universitaria al norte de Denver, la segunda más feliz de todo Estados Unidos, Boulder, muy animada y con muchas tiendas de deportes de los equipos del estado. Por todo el centro de la ciudad iban apareciendo coros urbanos, músicos tocando instrumentos australianos o espectáculos de saltos y cuchillos. La gente de Colorado le da mucha importancia a la vida en la calle y a los deportes al aire libre, especialmente el ciclismo.
Mi mítica foto a la entrada de parque no faltó una vez más.
Restos de nieve bajo el Sol al pie de las montañas, en Boulder.
Una de las muchas tiendas de venta de marihuana que hay en todo el estado.
El último día de la visita a Colorado, el día de la vuelta a la fría Salt Lake decidimos hacer dos paradas: la primera, en otro pueblo minero del siglo XIX, Leadville, y la segunda, en la lujosa y espectacular estación de esquí de Aspen. La nieve nos acompañó gran parte del viaje, en la ascensión a la montaña de Copper Hills, para conocer Leadville y su aroma antiguo. A unas dos horas al suroeste está una de las mejores estaciones de esquí del mundo, Aspen, donde se respira dinero, clase y elegancia a partes iguales.
Sin miedo a la nieve delante del Saloon del pueblo.
¿2015 o 1850? La vida no ha cambiado mucho.
Chocolate caliente en una coqueta cafetería del pueblo.
Un ejemplo de calle principal en el Medio Oeste: negocios bajos y coches enormes.
El salvaje Oeste se basó en pistolas y fichas de póker.
Un oso me dio la bienvenida en la fría Aspen.
Chocolate caliente y esquí en la estación más lujosa del mundo.
Seis horas después enfilábamos el sur de Salt Lake para volver a casa después de un intenso fin de semana, con la retina llena de vida en la calle, escarpadas montañas, fútbol americano y nieve. Una buena escapada al estado vecino del este de Utah.
Para terminar esta entrada, un par de fotos con historia; hace un par de semanas fuimos a ver a los Jazz jugar y ganar a los Bulls de Pau Gasol y, como fuimos bastante antes del inicio del partido, conseguimos un preciado tesoro: ¡una foto con Gasol a pie de pista! Muy majo, dejándonos que bajáramos al parqué para saludarlo y mandarle nuestro apoyo.
Al ver la bandera de España, Gasol nos animó a bajar y hacernos una divertida foto con él.¡Grande!
Maripaz y yo, totalmente equipados, con Gasol calentando al fondo.
Para terminar esta entrada, el jueves pasado celebramos san Valentín en la escuela y fue, de nuevo, una gran fiesta, con estudiantes, padres y madres muy agradecidos y con muchos regalitos y dulces. Hicimos muchos juegos con corazones, poemas, cajas decoradas, sobres dedicados y muchos abrazos. Una de mis celebraciones favoritas del curso escolar.
Antes de san Valentín, el 30 de enero fue el día de la Paz e hicimos palomas con nuestros deseos para el mundo y la escuela y las decoramos con nuestras huellas dactilares.
En mi mural del pasillo, todos pusimos nuestras manos en pintura blanca y las estampamos en la pared.
Éste fue el resultado final, con más de 50 manos y deseos en las etiquetas.
Dos estudiantes de la clase con sus cajas decoradas, listas para recolectar postales y caramelos.
Un mensaje de san Valentín realmente bonito que un amigo le regaló a otro.
La canasta de los Jazz fue una caja de san Valentín de un niño de la clase.
Juegos de san Valentín: llevar corazones entre dos pajitas de un cubo a otro.
Una parte de los regalitos que los niños de las dos clases me hicieron.
Muchas gracias a todos por leerme y comentar. ¡Pronto llega la primavera y los siguientes viajes!